Tiendo a dejar que mi mente divague y encuentre tangentes por las que escaparse. Soy capaz de coser diálogos imaginarios tan inconexos que hasta yo misma pierdo el hilo, pero de eso se trata; de perder el norte, disfrutar de los arrabales de tu mente, de sumergirte en la nostalgia o en la fantasía, de vivir tu vida y otras muchas porque sólo en tu cabeza puedes frenar el tiempo, estirarlo, retorcerlo y jugar con él como si fuera un chicle Boomer, puedes reirte de las leyes de la física, montarte tu propio País de Nunca Jamás, luchar contra Mothra, tener esa conversación que está pendiente desde hace años o ese viaje que aquel año no pudiste hacer, ponerte la escafandra para pisar la luna o darle a la plaqueta en esa película, sí, ya sabes en cual.
En el mundo de lo inmediato y lo tangible parece que aquello que forma parte de la imaginación y la vigilia no tiene uso ni beneficio, yo sin embargo os invito a probarlo que para colmo es gratis y no necesita prescripción médica.
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