Corría el año 1965 y por estas tierras comenzaba tímidamente la apertura al mundo exterior. En una dictadura que se encontraba inmersa en los años del Desarrollismo, el turismo y la industria cobraba cada vez más importancia. Es en esta época en la que se impone un gobierno de tecnócratas procedentes del Opus Dei, grupo que actuó como una de las familias del franquismo.
En esta época ocupaba el puesto de Ministro de Gobernación el general Camilo Alonso Vega (conocido como Don Camulo por la brutalidad de sus métodos represivos siendo Director General de la Guardia Civil). Este general casi da al traste con el proyecto del agente artístico Francisco Bermúdez; dos conciertos de los muchachos de Liverpool en Madrid y Barcelona los días 2 y 3 de julio de 1965.
Afortunadamente los Fab Four se acababan de entrevistar con la Reina de la Pérfida Albión Isabel II y parecía que iban a recibir sendas medallas MBE, o lo que es lo mismo, que iban a ser condecorados como Miembros de la Orden del Imperio Británico. Gracias a esto, el Gobernador de Barcelona, Ibánez Freire, logró convencer a Don Camulo para que permitiera la visita.
Meses más tarde, un 26 de octubre, The Beatles recibirían sus famosas medallas del Imperio Británico en el Palacio de Buckingham, pero esa es otra historia que me guardo para otro momento.
Es en esta época cuando nuestro archiconocido personaje de farándula nacional, Manuel Fraga, ostentaba el cargo de Ministro de Información y Turismo. Desde su posición privilegiada parece ser que ideó un especie de "contubernio". Los Beatles eran pues esos muchachos desmelenados, de vestimentas rompedoras que insuflaban aires de liberalización moral y artísica entre los jóvenes. Había que hacer todo lo posible para evitar que la juventud española reaccionara ante semejantes ideas.
Por este motivo NoDo prohibió la emisión de las imágenes de la llegada de Paul, John, Ringo y George al aeropuerto de Barajas el 1 de julio. Y lo que es más, no se permitió en televisión imagen alguna de la visita salvo una noticia de 2 minutos de duración incluida en el NoDo número 1175B del 12 de julio del 63 resaltando, como no podía ser de otra manera, que The Beatles "pasaron sin demasiada pena ni demasiada gloria".
Para la llegada de los de Liverpool el director de la revista Fonorama, Jose Luis Álvarez, había preparado nada más y nada menos que cincuenta autobuses gratuitos para aquellos jóvenes que quisieran recibirlos en Barajas. ¿Qué ocurrió? Pues como si de una película detectivesca se tratase, a altas horas de la noche el teléfono sonó en la residencia de este caballero y se trataba de un amigo que era un alto cargo de gobernación. Le pidió que se olvidara de los autobuses porque al parecer temían un atentado o tal vez que hubiera un movimiento anarquista que querían vincular con los Beatles. Y todo esto ¿para qué? Pues para dar la imagen en el NoDo de como apenas nadie se había acercado al aeropuerto para el recibimiento.
Una vez en Madrid se alojaron en el Hotel Fénix de Plaza Colón, allí dieron una rueda de prensa en la que, según algunos testigos, se respiró una cierta hostilidad hacia el grupo. Es de destacar que tan sólo podían acceder al lugar aquellos medios acreditados por el régimen y dedicaron gran parte de la entrevista a intentar demostrar como España era un país con una moralidad superior a la de Inglaterra y no dispuesto a ser subvertido. La preguntas que quedarían para la posteridad de este singular momento fueron algunas como:
- ¿Qué opinan ustedes sobre el Cordobés?
- ¿Con qué frecuencia se cortan el pelo?
Joyas, auténticas joyas.
Curiosamente y a pesar de no tener carnet de prensa el único periodista en lograr una entrevista privada con The Beatles fue el ya nombrado director de la revista Fonorama, Jose Luis Álvarez.
En una maniobra para dar mayor prestigio al vino de Jerez frente al Sherry, Miguel Primo de Rivera (primo del fundador de Falange y alcalde y procurador más joven del país) decide llevar una serie de botas al hotel para convertir a los Beatles en una suerte de embajadores del Jerez en Inglaterra. En un evento algo casposo y falto de espontaneidad el grupo firmó cuatro barriles que, al parecer, al llegar a Jerez (o tal vez por el camino) se perdieron hasta hace unos años que aparecieron en las bodegas de William & Humbert gracias a dos investigadores sevillanos.
El 2 de Julio en la plaza de las Ventas de Madrid se celebró el concierto, la entrada más barata era de 75 pesetas y la más cara de 400. Tenemos que tener en cuenta que el salario mínimo oficial era de 60 pesetas aunque un peón cobrara realmente 150. Os podréis imaginar que ante semejantes precios sumado al miedo imperante hacia la policía dio como resultado que el público asistente dentro del recinto fuera muy limitado. De hecho, hubo quien aseguró que casi había más grises dentro que espectadores.
El exterior ya fue otra historia. Con el paso de los años Paul llegó a asegurar en una rueda de prensa "La gente que de verdad quería ver el concierto era la gente pobre y estaban fuera de la plaza de toros, dentro estaba la rica. No disfrutamos mucho, aquel concierto nos habría gustado más tocar para la gente de fuera"
Y no se equivocaba Paul, había tanta gente fuera que la policía acabó cargando a caballo.
Aquel día tocaron doce canciones sin bises precedidos por un gran número de teloneros en un intento por justificar el alto precio de las entradas. Uno de aquellos teloneros fue el grupo "Pequeniques".
- ¿Otra vez tú?
- He empezado algo y tengo que terminarlo.
- Anda pasa.
Y así estuvo Juana toda una tarde con ellos mientras se preparaban para el concierto y ella gastaba cartuchos y cartuchos de su cámara.
Así llegó la noche del 3 de Julio en la plaza de la Monumental donde se produjo un lleno de 18.000 espectadores. Le debemos al señor, no muy querido por los amantes de los Beatles, Brian Epstein el que no existan grabaciones del concierto de Barcelona pues al parecer él mismo las destruyó in situ. Bajo el escenario se había colocado un ampli de 200 wattios y, a escondidas hay que decir, se le había conectado un Red Box. Lamentablemente Epstein se dió cuenta y bajó a desenchufarlo y romper las cintas.
Todo este periplo concluye un triste domingo 4 de Julio cuando The Beatles toman un vuelo a Londres para no volver nunca más juntos a España.
Uno de los subdirectores del NoDo, Jose López Clemente, le había encargado un documental de unos 10 - 12 minutos de duración a Pedro Costa que se titularía "Los Beatles en España". Finalmente, y como ya he comentado, se emitieron imágenes de 2 minutos de duración un 12 de Julio en las que se resaltaba que no llenaran en las Ventas y que no fuera apenas gente a recibirlos a Barajas.
La prensa española catalogó de fracaso ambos conciertos. Olé.
Sin embargo me atrevo a pensar que quizás los chicos de Liverpool, a pesar de que llegaran a España como una gran contradicción chocando con la realidad que se vivía en el país, el conservadurismo, la moda ¡y catalogados como iconoclastas!, llegaron en el momento justo para que aquella España en pañales y de ojos tapados recibiera una bofetada de la realidad más allá de su frontera.
Carlos Tena destaca cómo supusieron toda una explosión de ánimos, llevaban con ellos un halo de optimismo y un humor con cierto toque a los Hermanos Marx que la sociedad y sobre todo la juventud española necesitaba ante aquella realidad tan gris, nunca mejor dicho.
FUENTES:
Asi nos luce el pelo, que lástima traer a los Beatles para tal esperpento.
ResponderEliminarGenial el reportaje fotográfico.